Aprendí a respirar bajo el agua, a mirar en las profundidades de unos ojos desgastados ya por la cercanía de la locura. El lobo que se convirtió en pájaro, el pájaro que quería volver a pisar la tierra mojada con sus zarpas de libertad.
Aprendí, comprendí que la mayor locura que podía hacer era tratar de ser el animal solitario que no hacía más que vagar al filo de la desesperación. Pero la humanidad a veces nos hace menos humanos, y la cuestión consiste en erradicar al monstruo feróz qus asola tus sueños para respirar con libertad.
No sé por qué vuelvo a escribir hoy, tal vez esta noche la luna tenga un encanto mayor, pero me alegra volver. La inexorable oscuridad que baña esta habitación hace que los recuerdos corran como una aurora danzante de luz; luz... Como ella, es la palabra que mejor la define, porque de entre todos los recuerdos, el tacto de sus labios al rozarme se convierte en el rey de la noche... O mejor dicho, en la reina.
¿Alguna vez has sentido que al abrazar a esa persona estas en casa? Es algo difícil de conseguir, y arriesgado. Al fin y al cabo, somos humanos, cometemos errores. Nuestra vida es un caos que intentamos reconstruir y que termina por volverse aún más caótico de lo normal... Y menudo caos es el que te crean al mirarte con unos ojos que te dicen "no me dejes nunca", pasas de mariposas a huracanes, y de huracanes a... Bueno, a amar.
Y ese amor... Esa luz... Dicen que cuando has encontrado a esa persona lo sabes. Bueno, pues yo la he encontrado. Y pienso ser el lobo protector que camine junto a ella en ese bosque de caos que es la vida.