martes, 20 de octubre de 2015

Extracto del corazón.

Escribía tu nombre como si fueses el tesoro más reluciente marcado en tinta sobre un folio en blanco. Esta vez quería darle a un alma de poeta romántico un final felíz.
Fui una yonki del vértigo creado por las montañas rusas, siempre jugando a un tira y afloja interminable con mi cabeza mientras mi corazón parecía no tener ganas de entrar en semejantes disputas. Pero apareciste tú y mi corazón volvió a levantarse... Es curioso, tanto tiempo de amores desperdiciado con musas falsas mientras tú te dedicabas a tocar un violín en soledad, esperando... Siempre esperando.
Cuando te encontré, guiada por esa melodía, supe que no serías como los cantos de las sirenas. No hacía falta correr, esconderse, o pelear... Era un poder extraño que terminó por invadir cada gota de sangre de mi cuerpo hasta sentirse extremadamente real.

Si los poetas cantan a sus amadas, por qué no voy a dedicarte mis líneas si eres la estrella más luminosa del firmamento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario