lunes, 19 de enero de 2015

El cobarde se hundió

Creo que la vida me sabía a poco, estaba conforme con unas palabras oxidadas que no hacían más que clavarme el puñal más hondo creando una sima demasiado abismal.
Cuando digo que hay que confiar en el universo es por una razón, es sabio e inteligente; hace unos meses me encontraba en el infierno,  rodeada de fantasmas y de lágrimas, hoy sonrío; antes solo quería la soledad, hoy... Bueno, tengo claro lo que ando persiguiendo, y la soledad no está en mis planes.
Podría decir que somos como niños jugando al pilla pilla, que volvemos a deshojar margaritas buscando la respuesta que queremos, o simplemente que hay caminos que están destinados a cruzarse.
En algún momento las sonrisas dejan de ser de cristal y se vuelven palpables, los ojos se te van y algo en ti resurge. Es empezar desde cero siguiendo un sol radiante de esperanza... Y de ilusión, porque vuelve la ilusión.

"Qué bonitas las siluetas de los pequeños jugando a ser gigantes".
- Lo son, más de que ellos creen, están llenos de vida.
- "Y tú, has vuelto a tu oasis"
- Eso parece.

Los versos han vuelo
los demonios han muerto.
Siendo alma de la noche
retorno en fuego refulgente,
cenizas de sal incrustadas
en esta pieza del puzzle inminente.
El sol salió,
el cobarde se hundió.

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